
CAPÍTULO 4: La Cena
Edward's POV
Me despertó el sonido de mi celular. Me sobresalté y fui corriendo a atender, antes de que Bella se despertara por mi culpa. Esme estaba llamando.
- Mamá.
- ¿Hijo, dónde te metiste? Félix dijo que quedaron en verse ayer a la noche y cuando te llamó tu teléfono estaba apagado.
- ¡Mierda! Lo olvidé por completo, estoy en casa de Bella. Me quedé a dormir aquí ayer.
- ¿Por qué no avisaste? ¿Sabes el susto que me diste? – mi madre hablaba pausadamente, pero horrorizada.
- Dijiste que no hacía falta que avise cuando me quedo aquí.
- Lo sé, pero luego llamó tu novio y yo…
- Relájate, estoy bien. Ahora nos vamos al instituto. Tengo que despertar a Bella. Llamaré a Félix y todo irá bien, ¿si?
- Lo siento
- No pasa nada. Se me hace tarde. Adiós Ma.
- Nos vemos hijo, te amo.
- Y yo a ti.
Cerré la tapa de mi móvil y me acerqué a Bella cautelosamente. Me había equivocado de una forma muy estúpida con Félix, así que lo llamaría para disculparme y lo pasaríamos a buscar antes del instituto.
- Bells – la llamé despacio, mientras movía su hombro.
- ¿Eh?
- Despierta, o llegaremos tarde.
- ¡Joder, otra vez no! – Saltó de la cama y corrió al baño. Parecía una muñequita con ese camisón tan…tan… adorable, podría decir, aunque no serían las palabras correctas.
Me cambié rápidamente, hurgué en el placard de Bella y encontré algo de ropa mía que dejo de repuesto, me peiné, o por lo menos lo intenté, pues mi pelo jamás se quedaba en su lugar y bajé a preparar el desayuno. Tostadas, café…algo sencillo.
Mientras esperaba que la cafetera cumpliera su función, el pan tomara un color más oscuro, marqué el primer teléfono que aparecía en llamadas recientes.
- ¿Quieres matarme? – la voz de mi novio parecía furiosa.
- Tengo una explicación…
- ¿Qué explicación ni que mierda? No me interesa no haberte visto, sabes que podemos vernos en cualquier momento Edward, ¿pero por qué mierda no llamas?
- Bella estaba mal Félix, me quedé con ella y me olvidé de llamarte, soy un estúpido. Me equivoqué lo sé, pero esta es mi segunda casa y pierdo la noción del tiempo cuando estoy aquí.
- Si no te conociera diría que tu y ella…
- ¿Qué?
- Nada. – me extrañó su comentarios pero preferí dejar ahí esa conversación.
- Te pasaremos a buscar antes del instituto, de verdad déjame compensarlo, he sido un asno.
- De acuerdo – rió por lo bajo. -¡Pero que sea la última vez Cullen! Sino haré que todo el maldito pueblo salga a buscarte.
- Te quiero.
- Y yo, te veo en media hora.
Justo en ese momento, bajó mi amiga por las escaleras. Lucía aún más bella que el día anterior. Llevaba un pantalón negro ajustado, con un saco blanco y una remera escotada blanca también. Llevaba un gorro blanco y negro en la cabeza y sus elementales Converse, esta vez blancas.
- Ed, ¿estás ahí? – reaccioné al escuchar la voz de mi novio y noté como Bella se ruborizaba por mi mirada.
- Aquí estoy. Lo siento, justo entró Bells en la cocina. Ya sabes, en un rato.
- Lo sé, adiós. – sin más colgó el teléfono.
- No sabía que Edward Cullen podía preparar el desayuno sin ayuda de mami Esme – mi amiga se burló y me sacó la lengua.
- Pues sí, si puede hacerlo, y más para su mejor amiga. Buenos días.
- Buenos días – se sentó y tomo el periódico. Comenzó a comer y beber rápidamente.
- Bella, ¿puedes comer tranquila? No quiero llevarte a enfermería más tarde.
- No llegaremos a tiempo.
- Tenemos cuarenta y cinco minutos. Pasaremos a buscar a Félix y nos iremos al instituto. – En ese momento, terminé de beber mi café. – Voy a cepillarme los dientes. ¿Dejas mi cepillo donde siempre, no?
- Por supuesto – rió con todas las tostadas trituradas en su boca.
- Eres asquerosa – reí moviendo la cabeza de un lado a otro.
- Lo sé – mostró una sonrisa de suficiencia mientras tragaba.
Subí las escaleras, encontré mi cepillo de dientes verde justo en un vasito sobre el lavabo. Lo moví en mi boca con movimientos rápidos. Escupí la pasta y bajé a toda prisa.
- Estoy lista, voy a tomar las llaves de la camioneta y pasaremos a buscar…
- Bells, iremos en mi coche.
- ¿Es que nunca me van a dejar usar mi auto?
- ¿A eso le llamas auto?
- Eres un maldito – corrió hacia mí con los puños cerrados, yo la sostuve de la frente, imposibilitándole el paso, pero me gano en fuerza y caímos los dos al suelo quedando nuestras bocas a menos de cinco centímetros. ¿Por qué demonios pensaba en su boca?
- Lo siento – se ruborizó y se levantó torpemente. Me tendió la mano segundos después. – Vamos.
- Realmente tienes un problema de horarios – bromeé. Ella me dedico una sonrisa pícara, la cual me llenaba el alma. Las cosas estaban yendo mejor.
Subimos al coche en silencio, prendí la calefacción y cuando finalmente el interior comenzó a calentarse, Bella se quitó su saco, dejando otra vez un escote que haría que cualquier zángano se babeara. Me enfermaba de solo pensarlo. Fuimos hasta la casa de Félix, escuchando uno de los CDs preferidos de Bella. Realmente The Fray no era mi banda preferida, pero estaba bien…todo por complacer a mi amiga. Al llegar a la puerta y tocar bocina, Bella me miró seria, frunciendo el ceño cada vez más.
- No voy a moverme de este asiento, te lo aclaro. – No pude evitarlo, una intensa carcajada emanó desde mi garganta y Bella rió conmigo también. Su gesto había sido fenomenal
- ¿Qué es tan gracioso? – Félix nos miró sonriendo, pero confundido, mientras entraba al coche y se sentaba en el asiento de atrás. – Hola chicos.
- Sólo una estupidez, - rió mi amiga mientras saludaba a mi novio.
- Hola amor – lo miré por el espejo retrovisor y sonrió.
- Hola – respondió.
Comenzamos nuestro viaje al instituto. El CD terminó de reproducirse al volver a la carretera desde la casa de Félix.
- Pondré la radio – Bella habló y yo sólo me limité a asentir. Cuando la prendió, estaban pasando un tema que sin duda tenía historia. Éramos más chicos y amábamos bailar esa canción. Fue la época en la que empecé a dormir en casa de Bella. – Madonna – finalmente dijo y comenzó a moverse sin parar en el asiento con el cinturón puesto.
- Hey Mr. DJ put a record on I wanna dance with my baby – comencé a cantar y a mover mis manos sobre el volante.
- And when the music starts I never wanna stop, it's gonna drive me crazy – Bella me siguió, sin dejar de moverse. Lucía sexy.
- ¡Music! Makes the people, come together, ¡YEAH! – cantamos a coro. Nuestras voces se oían fatales. - Music mix the bourgeoisie and the rebel – Bella me señaló y luego se señaló a ella.
- ¡Qué recuerdos!
- Ni que lo digas – Bella respondió agitada. Pude observar también por el espejo retrovisor, mientras seguíamos cantando, como Félix miraba incómodo por la ventana. No me preocupó, sinceramente. Estaba disfrutando de ese pequeño momento con mi amiga.
- Seguimos así con nuestro especial de clásicos del año dos mil. Ahora, Baby, one more time, de Britney Spears – el locutor habló, provocando que ambos saltáramos de alegría. Amábamos las canciones de esos años. Continuamos bailando y cantando durante todo el viaje para aparcar, a horario, en el instituto. Mis hermanos con sus parejas nos esperaban para entrar.
Alice miró extrañada a Bella, cuando ella salió del coche poniéndose su abrigo, y totalmente agitada.
- ¿Han estado follando malditos tramposos? – comenzó a reír frenéticamente hasta que vio a Félix detrás nuestro, que la fulminaba con la mirada.
- Hola Félix – finalmente dijo, avergonzada. – Lo siento, sabes que sólo bromeo.
- No hay problema – mi novio asintió, aunque noté su mandíbula aún tensa. – Edward, Bella, tengo química ahora. Los veo a la salida, ¿les parece?
- Por supuesto – Bella sonrió felizmente. Tenía ganas de comérmela, lucía tan tierna…
- Amor, - Félix me miró – voy a salir con mi prima Ángela luego del instituto. ¿No te molesta, no? Pasaré por tu casa más tarde si eso quieres.
- Por supuesto, nos vemos luego – besé su mejilla con ternura, tomé a Bella de la cintura y caminé con ella a mi lado.
Una vez dentro del edificio, noté como los ojos de todos los estúpidos y buenos para nada se posaban en el trasero y los pechos de mi amiga. Me daban ganas de partirles el cuello y beber su sangre cada vez que la miraban.
- ¿Ocurre algo? – su angelical voz me sobresaltó.
- No, todo está bien – sonreí. – ¿Me harías un favor? –pregunté una vez que recordé todos los planes que tenía para esa tarde.
- El que tú quieras – si no la conociera, diría que se me estaba insinuando.
- Recuerdas lo de la cena del sábado…
- Sí.
- Sé que es muy apresurado, pero quiero ir a Newton's a comprar todo para el fin de semana. No quiero que mi madre se tenga que preocupar por demás ni nada de eso, tú sabes.
- No, no, por favor… no a Newton's.
- ¿Qué hay de malo con eso, nena?
- No quiero ver a Karen.
- ¿Es una maldita igual que el hijo?
- No, por eso mismo – se afligió. – Tenía una relación excelente con ella. A veces cuando Mike se iba con los chicos a jugar a la pelota, o algo así, yo me quedaba con ella tomando café y hablando de mis metas. Todavía la aprecio mucho. Hace diez meses que no la veo, desde la última vez que fui a cenar a su casa aún de novia con Mike – mi mandíbula se tensó. – Tengo miedo que me rechace o algo por el estilo…tú sabes.
- No pasará nada…si te sirve de algo, podría hacerme pasar por tu novio. –Un momento, ¿había dicho lo que yo creía que había dicho? Bella parecía estupefacta ante mi propuesta.
- Esto…yo…sería una buena idea, pero… ¿no va a darte problemas ni nada, no?
- Por supuesto que no, tontita.
- De acuerdo, ¿soy una Cullen ahora? – bromeó. La idea no me desagradó, para nada. En realidad ella siempre lo fue.
- Siempre has sido parte de la familia…
- Lo sé, igualmente sabes que estaba bromeando.
- Por supuesto – tomé su mejilla y la acaricié.
Pasó demasiado rápido el día. Compartí filosofía con mi novio, era la única materia que no compartía con Bella. Me contó un par de anécdotas sobre el negocio de su padre, aunque parecía un poco molesto todavía por lo de la noche anterior.
- Quiero que sepas que no me molesta para nada que te quedes con ella. Te entiendo perfectamente, ella tiene algo…que te provoca amor. La conozco hace poco y gracias a ti, y realmente la aprecio. Sólo limítate a avisar la próxima vez, no vaya a ser que te atropelle un camión, te mueras ahogado o te muerda un vampiro y yo ni siquiera me entere.
- No seas tan melodramático.
- No lo soy, me preocupo por ti Edward, eres mi novio.
- Si de algo te sirve, este es el teléfono celular y el particular de Bella – le extendí un pequeño pedazo de papel arrancado. – Si desaparezco, sólo marca.
- De acuerdo – rió. – Te veo luego, besó mi mejilla, despeinó mi cabello y salió por la puerta, donde una joven con gafas y libros en la mano lo esperaba.
- ¡Adiós Ang! – Saludé alegremente.
- Nos vemos, Edward. Siento robártelo.
- No pasa nada – asentí y salí disparado a buscar a Bella, quien me esperaba reposada en el capó de mi coche, sin abrigo y tomando Sol con sus auriculares puestos. No se percató de mi presencia hasta que le besé la punta de la nariz haciendo que se sobresaltara.
- Sólo soy yo.
- ¿Quieres matarme? – me dio un puñetazo en el hombro. – Sabes los problemas que tengo con los acercamientos sorpresa algún día voy a confundirte con ese idiota – dirigió su mirada hacia Mike, quien la saludó embobado, a lo que Bella respondió con un dulce gesto de su dedo. Le estaba haciendo Fuck you. Exploté en risas. – Y cuando te confunda – prosiguió- voy a propinarte un buen puñetazo, y créeme, eres demasiado lindo como para arruinarte el rostro.
- Me siento halagado – hice una reverencia a modo de broma, pero de verdad me había puesto feliz al escuchar sus palabras. Bella Swan creía que era lindo.
- Ya, deja de hacer payasadas o me voy a arrepentir y no te acompañaré al local de mi amiguito. Se abalanzó sobre mí y besó mi oreja, mientras hablaba en mi oído. – Abre el auto.- obedecí como si fuera un robot. No entendía que demonios me pasaba.
Newton's era un pintoresco almacén situado en el medio de Forks. Gracias a que estaba ubicado en la calle principal, recibía muchos clientes. Hablar de Newton's aquí era como mencionar una importante cadena de supermercados, o algo por el estilo.
Bella me miraba aterrada, así que opté por bajar del coche y abrirle yo mismo la puerta del copiloto.
- Vamos Cielo, nada malo va a pasarte, sujétate de mí y verás que todo estará bien.
- De acuerdo – respiró hondo y puso un pie en la acera. La sujeté fuertemente y entramos en el local. Las puertas se cerraron automáticamente a nuestras espaldas.
- Vamos a la parte de los lácteos. Esme me pidió crema, leche y queso. Luego iremos a la parte de carnicería, a la parte de verduras y frutas, y compraremos harina, mantequilla y huevos. Voy a tomar un carrito, tú lo sujetarás y te quedarás como si estuviésemos haciendo una compra de pareja, ¿de acuerdo?
- Está bien.
Afortunadamente, conseguimos todo lo necesario para el sábado. Fuimos a la caja con el chango repleto. Compramos algunos Skittles y chocolates para nosotros, éramos dos malditos inmaduros. Justo cuando la cajera estaba acomodando los productos en las bolsas, una voz chillona gritó provocando que nos volteemos.
- ¿Bella?
- ¿Karen? – la mujer de pelo rubio y tacones prácticamente corrió para alcanzar a mi amiga y abrazarla.
- Cariño, ¿dónde te metiste? Meses sin verte en un pueblo tan pequeño como Forks, ¡es imposible! ¿Cómo vas con los estudios?
- También te he extrañado Karen, perdón por no pasar antes, no he tenido la oportunidad, aunque no sé de que estudios me hablas.
- Mike me contó todo amor. Me dijo que estabas muy ocupada y que gracias a Dios él podía seguir viéndote en el instituto e ir a tu casa para quedarse contigo. Te queremos este fin de semana en casa, ¿oíste? No hay Harvard que valga…
- ¿Harvard? No voy a ir a Harvard…Bella le explicó a la mujer. Ni siquiera sé a que Universidad iré todavía. Oh Dios…
- ¿Qué ocurre? – Karen la miró, preocupada.
- ¿No te ha dicho nada, cierto?
- ¿Nada de qué…?
- Mike y yo terminamos hace diez meses, Karen – Bella agachó la cabeza, avergonzada. No puedo creer que te diga que seguimos juntos.
- ¡Oh Dios mío! ¿Qué fue lo que ocurrió?
- Creo que será mejor que Mike te lo explique…
- No – la mujer negó con la cabeza. – No le creo una palabra. Dímelo, amor.
- Lo encontré engañándome con Lauren Mallory, lo siento.
- ¡Ese niño es un maldito como su padre ya va a…!
- No, no Karen por favor. –intentó calmar a la mujer. - Mi relación con Mike se terminó hace mucho. Sé cuanto quieres a tu hijo, no quería causar problemas y por eso dejé de venir. No le digas nada, te lo ruego.
- Siempre has sido tan considerada…no le digas esto, pero – se acercó a su oído cautelosamente. – Tú eres demasiado mujer para mi hijo.
No pude evitar que una risa se escapara de mis labios. En ese momento, la mujer advirtió mi presencia.
- Buenos días, bienvenido a Newton's. ¿Quién es él, Bella?
- Edward es mí…
- Soy su novio – rápidamente interrumpí a mi amiga. – Edward Cullen, es un placer señora Newton, Bella me ha hablado maravillas de usted…
- Oh, ¿lo ha hecho, verdad? ¿Por qué no me extraña de ti, hermosa? Eres el hijo del doctor Cullen…
- Así es. Hemos estado saliendo con Bella durante cinco meses, ¿no es así, amor?
- Por supuesto. - asintió mostrando una falsa sonrisa que Karen no alcanzó a reconocer.
- Se nota que están muy enamorados.
- Lo estamos, ¿cierto? – instintivamente, abracé a Bells y rocé sus labios con los míos. No sé que carajos estaba haciendo, pero sentí como si miles de voltios atravesaran mi cuerpo. Bella se quedó aún más muda que yo.
- Los felicito. Perdón por el mal entendido, nena. Sabes que puedes venir cuando quieras. Edward…
- Adiós Sra. Newton. – sin más, nos dimos vuelta y caminamos hasta el aparcamiento otra vez.
- ¡Sí que te tomaste a pecho la actuación! – Bella rió mientras depositaba algunas bolsas en el baúl. Era un alivio saber que no tomó aquello como un atrevimiento de mi parte.
- Soy la reencarnación de Paul Newman – bromeé.
- Ya creo que sí. ¿Listo compañero?
- Listo –deposité la última bolsa en la cajuela y nos perdimos por la autopista.
El resto de la semana fue tranquila, sin precipitaciones ni nada parecido. No estaba nervioso, mi familia estaba feliz de que mi novio al fin sea presentado formalmente. La única que se comportaba cada día aún más extraña era la enana, cosa que me sorprendió. Solía sentarse en el sillón o cerca del desayunador mirando al piso o a un punto fijo con gesto ausente, como si intentara adivinar el futuro o algo parecido. Ni siquiera Bella estaba incómoda con lo que estaba por suceder. El humor de Alice volvió el sábado por la mañana, cuando la vi correr en dirección a su auto con una maleta repleta de ropa.
- ¡Prueba de vestuario! – Gritó mientras ponía el celular en su oreja. - ¿Bella?
- ¡No la tortures! – alcancé a rogarle a mi hermana antes de que se vaya.
- ¡Tu mejor cierra el pico, luego vas a agradecerme! – respondió y cerró la puerta con fuerza.
Estuve ayudando a mi madre todo el día, aunque tengo que admitir que la cocina no era mi fuerte. El día pasó aún más rápido de lo planeado y en parte eso era genial. Eran alrededor de las cinco de la tarde cuando escuché la puerta abrirse.
Alice traía a Bella, recién bañada de la mano y la llevó corriendo a su habitación. Mi amiga se liberó de su agarre y se abalanzó sobre mí, amoldándose perfectamente a mi abrazo.
- Todo lo que vayas a ver más tarde es obra de tu hermana – frunció el ceño y se lo acaricié, muerto de risa.
- ¿Qué planeas hacerle? – miré a mi hermana.
- Juro solemnemente que mis intensiones no son buenas - Alice mostró una sonrisa de suficiencia.
- ¿Otra vez Harry Potter?
- Sabes que me encanta. Ahora, ¿podrías soltarla? Sólo la llevaré a arreglarse.
- De acuerdo. Si te agrede – miré a Bella con ademán protector – solo grita.
- Lo haré, créeme. – Abrió los ojos como platos y corrió por las escaleras.
Faltaba cada vez menos, y por algún extraño motivo, me sentía tenso. Me duché rápidamente y me puse una camisa azul – la favorita de Bella – y unos jeans gastados que iban bien con mis nuevas zapatillas. Bajé y me encontré con que mis padres y Emmett estaban poniendo la mesa y preparando todo.
- Vamos a ir al Pub que la pesada de Alice quiere conocer después de la cena – Emmett me explicó, mientras colocaba el último plato.
- ¿Vamos a buscar a Rosalie y Jasper?
- Por supuesto, sabes como se pone mi novia si no la llevo conmigo – mi hermano rodó los ojos. En ese momento, sentí los pasos de Alice en la escalera a mi espalda. Pude sentir unos pies moverse más lentamente. Finalmente, Emmet alzó la vista y miró embobado. – No. Puede. Ser. –tartamudeó. Me di vuelta para ver que estaba pasando y me encontré con una imagen que a mis ojos les resultaba difícil asimilar. Allí estaba ella. Su pelo castaño rojizo caía en cascada con suaves rizos en las puntas. Su maquillaje casi no se notaba, pero hacía que su rostro resaltara, incluso entre una multitud. Llevaba un vestido stapless negro ceñido al cuerpo que dejaba ver el nacimiento de sus pechos y sus largas piernas, que parecían medir kilómetros. Llevaba tacones, ¿desde cuando Bella usaba tacones? Me resultó extraño, pero no le presté atención porque de repente, sentí como mi zona baja comenzaba a arder y mis pantalones a apretarme. Ay, mierda. Corrí y me senté como pude en la silla más lejana a las escaleras.
- Estás preciosa, Cielo – dije, mientras pensaba en mis padres teniendo relaciones para aliviar mi inflamación.
- Vaya que lo estás – Emmett bromeó.
- Eres una muñeca – Esme y Carlisle no paraban de halagarla.
Gracias a Dios, el timbre sonó y corrí a abrirle la puerta a Félix. Allí estaba él, con una botella de champagne, y una campera de cuero que le sentaba genial.
- Hola amor – sonreí y lo abracé con fuerza. – Pasa – extendí la mano y puso los pies dentro de la casa.
Mis padres corrieron a saludarlo, al igual que Bella y mis hermanos. Inconscientemente mis putos ojos se dirigieron al firme trasero de Bella cuando esta se volteó. Me sentía un pervertido. No sabía que esperar de aquella cena.
Bella's POV
- Esto no va a funcionar Alice. No parezco yo – mi amiga seguía negando con la cabeza.
- Mi intensión no es justamente que seas tú hoy, sino volver loco a Edward. Rosalie está de acuerdo conmigo. Llegas a gritar como le dijiste a mi hermano que lo harías…
- No voy a hacerlo. Relájate y dame el vestido – la miré resignada.
- ¡Sí! Prepárate para esta noche zorra. – encendió el reproductor y comenzó a canturrear. – If you don't know my name…
- You can call me baby – la seguí, a desgana.
Una vez lista, Alice me hizo bajar detrás de ella. Sentía miedo y nervios, que aumentaron cuando noté la mirada pervertida de ¿Emmett? –Rosalie iba a matarme – que provocó que Edward también se girara y me inspeccionara de pies a cabeza. Me dijo, intentando hablar correctamente, que estaba preciosa. Era esa mirada de ¿deseo? No alucines Bella, te estás ilusionando sin motivo. El timbre sonó cortando toda esperanza habida y por haber. Allí estaba el novio del amor de mi vida, saludando a todos – incluyéndome – y sintiéndose como en casa.
Perdí la noción del tiempo durante la cena. Edward intentaba sonar feliz y convincente, pero cada dos minutos me dedicaba una mirada furtiva que me hacía mojarme. Había algo que no encajaba en ese cuadro. Quise golpearle el pie para preguntarle que le estaba ocurriendo. Me estaba intimidando a cada momento y si no empezaba a mantener mis emociones iba a abalanzarme sobre él y a besarlo. Inclusive me daban ganas de tener sexo desenfrenado con él sobre la mesa. Realmente estaba jugando con mi autocontrol. La nuca me sudaba y Alice no hacía nada para ayudarme. Ni siquiera sabía de qué estaban hablando todos. Agaché mi cabeza, intentando encontrar el zapato de Edward para hablar en clave y preguntarle que le pasaba, pero me encontré con la mano de Félix apretando la suya sobre su muslo. El mundo se me vino abajo. No sé por qué había tenido la esperanza después de lo que pasó en Newton's de que Edward me mirara de otra forma. Me rendí en ese momento. Tuve que caer en la conclusión de que era a Félix a quien había invitado a cenar y que yo estaba allí como una más de la familia. Las lágrimas amenazaban con salir. Carlisle me miró extrañado.
- ¿Pasa algo corazón?
- Yo…no, estoy bien, de verdad. Salí rápidamente de la mesa – enseguida regreso con ustedes.
Corrí escaleras arriba y me refugié en el cuarto de Alice. Cerré la puerta y comencé a llorar desesperadamente. Estaba cansada de absolutamente todo lo que pasaba a mi alrededor. La actitud de Edward, sumamente extraña, sumado al plan macabro, era demasiado para mi cerebro. Dejé que mi corazón reventara y liberara toda la tensión de la última semana. Escuché la puerta abrirse, aunque el agua en mis ojos no me dejaba ver claramente quien estaba. Supuse por la forma cautelosa de caminar que era Alice.
- ¡Renuncio al plan! ¡Renuncio a todo Alice! Tu hermano jamás va a amarme, ¡tendrías que saberlo!
- No soy Alice.
Una voz masculina hizo que me tensara. Genial, ¿algo más iba a pasarme?
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